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sábado, 29 de febrero de 2020

A vueltas con las tentaciones

A vueltas con las tentaciones

      Al comienzo de la Cuaresma la Iglesia siempre nos propone la misma lectura del Evangelio: el relato de las tentaciones de Jesús. Nos podría dar pie para hablar de las tentaciones y de ahí pasaríamos a hablar del pecado. Pero lo cierto es que ese evangelio se orienta hacia otro punto: las tentaciones fueron para Jesús la oportunidad para descubrir o reafirmar su propia identidad. ¿Cuál era
Somos tentados en nuestra humanidad
su relación con Dios, a quien llamaba Padre-Abbá? ¿Cómo debía realizar su misión de anunciar el Reino? ¿Se debería servir del poder y de la fuerza para arrastrar a las masas a creer en él y en el Reino que anunciaba? Todas estas cuestiones son las que están en juego en el relato de las tentaciones. Todas esas cuestiones fueron cruciales para Jesús. Fue un momento clave en su vida. Comprendió que su futuro no era ser “carpintero” en Nazaret. Se dio cuenta de que su vocación era hacer presente en el mundo, en su mundo, el amor de Dios, de ese Dios que era para él Padre de Amor y Misericordia. Pero, ¿cómo? Sin duda que Jesús reflexionó muy seriamente sobre este punto. Era el sentido de su vida, su mismo futuro, lo que estaba en juego.

      Esa reflexión, que sin duda no tuvo lugar en una noche, nos la han relatado los evangelistas en un estilo novelado, hablando de las tentaciones que sufrió Jesús. Sin duda que Jesús se planteó esas cuestiones al inicio de su vida pública. O al final de aquellos treinta años de vida escondida en Nazaret. Para él la conclusión fue clara: no se trataba de usar el poder que Dios le había conferido ni de abusar de su nombre. Aquel a quien Jesús conocía como Padre reconoce y respeta la libertad humana. El Dios de Jesús no manipula las conciencias de nadie. Quiere ser aceptado libremente como Dios y Padre de todos. A partir de ese momento la misión de Jesús estuvo caracterizada por la sencillez del anuncio, por la cercanía con todos, por el encuentro humano, lleno de misericordia y compasión, con todos los hombres y mujeres, especialmente con los que sufrían. Por eso, Jesús terminó revelando a Dios más por su estilo de vida, por su forma de comportarse que por sus discursos. Estos, los discursos, no son más que un reflejo de su vida, de su experiencia de Dios.

      También nosotros podemos ver las tentaciones que padecemos desde esa perspectiva. Son la oportunidad para clarificarnos sobre quiénes somos, sobre el sentido de nuestra vida, sobre lo que queremos ser. Son momentos clave en los que nos encontramos en un cruce de caminos. Tenemos que tomar una decisión que marcará nuestras vidas, nuestro futuro, nuestra forma de ser. Al ser tentados nos damos cuenta de que somos libres, de que hay otras posibilidades por las que podemos optar. Es un momento en el que nos hacemos libres y dueños de nuestra vida. En nuestras manos está la decisión. Y de ella somos responsables. 

sábado, 15 de febrero de 2020

El espiritu del amor

Fernando Torres cmf
Más allá de la letra de la ley: el espíritu del amor

      En la Iglesia hemos vivido muchas veces pendientes de la ley. Cuando éramos pequeños, nos enseñaron el catecismo y, en aquellos tiempos, de memoria aprendimos los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y muchos otros. Sabíamos que eran las normas básicas por
Leer la biblia diario
las que se debía regir nuestra vida. Hacer lo contrario estaba mal, era pecado. Había que confesarse de esas cosas. Pero lo malo es que no nos explicaron la razón por la que debíamos obedecer aquellas leyes, cuál era la motivación, la causa. Y mucho menos nos explicaron qué había que hacer en los muchos casos que nos encontraríamos en la vida de los que la ley no decía nada.

      Las lecturas de hoy, sobre todo el Evangelio, nos sitúan frente a lo más básico de la ley. En realidad la ley no es más que una andadera, un taca-taca, como los que usan a veces los ancianos. Ayuda a caminar pero la persona es la que tiene que decidir hacia dónde quiere dirigirse. No se trata de hacer esto o de no hacer lo otro simplemente porque está prohibido o porque la ley dice que se haga. Hay que levantar los ojos más allá de la letra de la ley y, como dice la primera lectura del libro del Eclesiástico, darnos cuenta de que lo que tenemos delante es la decisión básica por la muerte o la vida: “ante ti están puestos fuego y agua, echa mano de lo que quieras”. En el fondo, somos libres para tomar nuestras propias decisiones. Y en nuestras decisiones nos jugamos cómo queremos vivir. Si queremos vivir para la vida o si queremos vivir como muertos. Si queremos vivir en el amor, la fraternidad, la familia de los hijos de Dios o si queremos vivir en la muerte del aislamiento, el egoísmo... Esa decisión es nuestra y la vamos haciendo realidad en nuestra vida. Cada vez que ayudamos al hermano necesitado o luchamos por establecer la justicia, estamos optando por la vida. Cada vez que pensamos que no hay razón para preocuparse de los demás, que cada uno en su casa y que ocupado en mis cosas se vive mejor, estamos optando por la muerte. Nos morimos porque nos cerramos a la fraternidad, al amor y, por tanto, a Dios.

      Esa opción nos lleva a cumplir algo más que la letra de ley. Es lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Vale la pena leerlo con detención. Jesús nos dice que no basta con cumplir la letra de la ley. Hay que hacerlo de corazón. Porque no sólo mata el que clava el puñal. También mata el que odia. Hoy el Evangelio nos invita a vivir en plenitud la ley de Jesús que es la ley de amor.

sábado, 8 de febrero de 2020

Tu oscuridad se volverá mediodía

Tu oscuridad se volverá mediodía

      Es hermoso ver como la Escritura se ayuda a sí misma a interpretarse. Todos conocemos las parábolas de Jesús sobre la sal y la luz. Son una llamada a todos sus seguidores a vivir en medio del mundo como los que dan vida y luz, como los que hacen descubrir el verdadero y auténtico saber y sentido de esta vida. Quizá Jesús se daba cuenta ya en su tiempo de la mucha gente que vive sin vivir, sin disfrutar, sin gozar de la vida, que viven en la oscuridad, que no descubren el camino hacia la salvación, la vida y la felicidad que es lo que Jesús nos ofrece.

      Así que los cristianos tenemos que ser la sal y la luz del mundo. Pero, ¿qué significa esto en la
Leer la biblia diario
práctica? El mismo Evangelio nos da ya una pista: significa hacer “buenas obras” porque así todos darán gloria al Padre que está en el cielo. Pero otra vez nos encontramos con un problema: ¿cuáles son las buenas obras a que se refiere Jesús?

      La primera lectura, tomada del profeta Isaías, nos ayuda a entender el tipo de buenas obras que Dios quiere de nosotros. Es una lectura para leer y releer y no perder ni una coma. Cada palabra es un tesoro que puede ser aplicado perfectamente a nuestra situación actual y a todos los niveles, tanto a las relaciones personales dentro de la familia o con los amigos como a las relaciones en el trabajo, en nuestra ciudad o entre las naciones. “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo”. Son mensajes claros, sencillos. No es necesaria ninguna interpretación. También nos dice que hay que “desterrar la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia”. Y para completarlo esa especie de ruego: “no te cierres a tu propia carne”. Isaías nos invita a reconocer en el otro, en cualquier otro, no importa lo lejano que viva o que no pertenezca a nuestra religión, nación, cultura, raza o lo que sea, “nuestra propia carne”.

      Entonces es cuando, como dice Isaías, “romperá nuestra luz como la aurora”, nos “brotará la carne sana” y nuestra “oscuridad se volverá mediodía”. O dicho en palabras de Jesús, seremos la sal del mundo y nuestra luz alumbrará a todos. Pero lo que está claro es que esa luz brotará de dentro de nosotros, de nuestro corazón. Cuando hagamos esas buenas obras, cuando seamos hermanos de nuestros hermanos. Sin distinciones, sin prejuicios. El mensaje de Jesús está ahí. Con toda su simplicidad. No hay que esperar una salvación que venga de fuera. Está en nuestra mano hacer que la luz brote en las tinieblas. Basta con que nos tomemos en serio lo que dice el profeta Isaías y lo llevemos a la práctica en nuestras vidas.

Para la reflexión

      ¿Qué hacemos para partir nuestro pan con el hambriento, hospedar a los sin techo y vestir al desnudo? ¿Evitamos los gestos amenazadores y la maledicencia? ¿Cómo puede ser nuestra comunidad sal de la tierra y luz del mundo?

lunes, 3 de febrero de 2020

“Un niño se quitó su ropa de acólito después de Misa"

“Un niño se quitó su ropa de acólito después de Misa, se puso su ropa para el frío y le dijo al padre:

‘OK, padrecito, ¡estoy listo.’

El sacerdote le dijo: ‘¿Listo para qué?’

‘Padre, es hora de salir a repartir nuestros volantes.’

El sacerdote le respondió: ‘Hijo, hace mucho frío y además está lloviznando.’

El niño miró sorprendido al sacerdote y le dijo: ‘Pero Padrecito la gente necesitan saber de Dios aún en los días lluviosos.’

El sacerdote contestó: ‘Hijo yo no voy a salir con este tiempo.’

Con cierta ansiedad, el acólito dijo: ‘Padre, ¿puedo ir yo solo? ¿Por favor?’

El sacerdote dudó un momento y luego le dijo: ‘Está bien, puedes ir. Aquí tienes los volantes; pero ten cuidado.’

‘¡Gracias padrecito!’

Acto seguido, el acólito salió a la lluvia. El niño de 11 años recorrió todas las calles del pueblo, repartiendo los volantes a las personas que veía.

Después de 2 horas de caminar con frío bajo la lluvia y con su último volante, se detuvo en una esquina esperando ver a alguien a quien darle el último volante, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces se dirigió a la primera casa que vio, caminó hasta la puerta del frente, tocó el timbre varias veces y esperó, pero nadie salió.

Finalmente, el niño giró para irse, pero algo lo detuvo. El niño volteó nuevamente hacia la puerta y empezó a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Él seguía esperando; algo lo mantenía ahí frente a la puerta. Tocó nuevamente el timbre y esta vez la puerta se abrió suavemente.

Una señora con una mirada muy triste asomó en el umbral y suavemente le preguntó:

‘¿Qué puedo hacer por ti, hijo?’

Con unos ojos radiantes y una sonrisa que le cortaba las palabras, el niño dijo:

‘Señora, lo siento si la molesté, pero sólo quiero decirle que “DIOS REALMENTE LA AMA” y vine para darle mi último volante que habla sobre DIOS y SU GRAN AMOR.

El niño le dio el volante y se marchó.

Ella sólo le dijo:

‘¡Gracias, hijo, y que DIOS te bendiga!’

El siguiente domingo por la mañana, el sacerdote estaba en el púlpito y antes de comenzar la misa preguntó:

‘¿Alguien tiene un testimonio o una anécdota que quiera compartir con nosotros?’

Suavemente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando empezó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos:

‘Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí; incluso el domingo pasado aún no creía en Dios.’

‘Mi esposo murió hace poco tiempo y me dejó totalmente sola en este mundo. El domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón. Ese día llegué al final del camino; ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir.’

‘Entonces, tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Subida en la silla, amarré y aseguré bien un extremo de la soga a una de las vigas del techo y luego y puse el otro extremo alrededor de mi cuello.’

‘Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado, estaba a punto de tirarme cuando de repente escuché el timbre de la puerta sonar con insistencia.’

‘Entonces me dije: “Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá”. Esperé y esperé, pero el timbre de la puerta sonaba cada vez con más insistente, y luego la persona empezó a golpear la puerta con fuerza.’

‘Entonces me pregunté, “¿QUIÉN PODRÁ SER?” ¡Jamás alguien toca mi puerta o viene a verme!’

‘Me quité la soga del cuello y bajé hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia.’

‘Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos: frente a mi puerta estaba el niño más radiante y angelical que jamás hubiera visto.’

‘Su sonrisa, ohhh, ¡nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando me dijo con voz de querubín: “Señora, sólo quiero decirle que DIOS realmente la ama”.’

‘Cuando aquel angelito desapareció en el frío y la lluvia , cerré mi puerta y leí cada palabra del volante.’

‘Entonces subí al ático para bajar la silla y la soga. Ya no las necesitaría más. Como ven, ahora soy una hija feliz del Señor.’

‘Como la dirección de la iglesia venía anotada en la parte de atrás del volante, hoy vine personalmente a decirle GRACIAS a ese pequeño ÁNGEL DE DIOS que llegó justo a tiempo y, de hecho, a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno.’

En la iglesia, todos los asistentes lloraban.

El sacerdote bajó del púlpito hasta la primera banca del frente donde estaba sentado su acólito, lo tomó en sus brazos y lloró.

Probablemente la iglesia no volvió a tener un momento más glorioso.

Dios bendiga tus ojos por leer este mensaje.

No permitas que este mensaje muera de frío: después de leerlo, pásalo a otros.

Recuerda que el mensaje de DIOS puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien cercano a ti.

POR FAVOR LEE CON FE LO QUE SIGUE porque es una oración impresionante. Créelo y serás bendecido.

Lucas 18,27:

Él les dijo: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.”

El problema con muchos de nosotros, es que no creemos que Dios abrirá una ventana y derramará tantas bendiciones, que no tendremos lugar para recibirlas. Reto a cualquier persona a poner a prueba a Dios.

Él es fiel a su Palabra.

Dios nunca miente y sus promesas son seguras.

Mi oración para ti, hoy:

Los ojos que están viendo este mensaje no verán ningún mal;
Las manos que enviarán este mensaje a otros, no trabajarán en vano; la boca que diga Amén a esta oración, reirá por siempre.
Permanece en el amor de Dios, enviando esta oración a todos tus conocidos.

¡Ten un viaje encantador en la vida!

¡Confía en el Señor, con todo tu corazón y Él nunca te fallará, porque Él es IMPRESIONANTE!

Si realmente necesitas una bendición, sigue leyendo:

Padre divino, Dios más afable y más amoroso, te ruego que bendigas abundantemente a mi familia y a mí.

Sé que Tú reconoces, que una familia es más que cada uno de aquellos que la conforman, pero, por favor, bendice a todos los que crean y confíen en Ti.

Padre, mando una oración de súplica de bendiciones, no solamente para la persona que me envió esto, para mí y para todos a quienes he reenviado este mensaje.

Y que la fuerza de la unión en la oración por los que creen y confían en Ti, sea más poderosa que cualquier otra cosa.

Te agradezco de antemano tus bendiciones.

Dios Padre misericordioso, libera de deudas y cargas económicas a la persona que lee esto.

Envíame tu sabiduría, para que pueda ser un buen administrador de todo lo que me has dado.

Padre, sé que eres maravilloso y poderoso y que si te obedecemos y acatamos tu Palabra y tenemos la fe de una semilla de mostaza, Tú nos colmarás con tus bendiciones.

Te agradezco Señor las bendiciones recientes que he recibido y las bendiciones que todavía habrán de venir, porque sé que Tú aún no has terminado conmigo.

En el nombre de Jesucristo te lo ruego. Amén.

TÓMA 60 SEGUNDOS y envía este mensaje lo más pronto posible.

En poco tiempo habrás hecho que numerosas personas oren a Dios los unos por los otros.

Entonces siéntate y mira el poder de Dios obrando en tu vida.

Cristo eterno sacerdote Él los amó hasta el final

Cristo eterno sacerdote Él los amó hasta el final Jesus el Mesias resucita Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo que había llegad...