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sábado, 25 de enero de 2020

Oremos para que sepamos seguir a Jesús radicalmente, hasta el fin.


Oremos para que sepamos  seguir a Jesús radicalmente, hasta el fin.
Oh Dios y Padre nuestro: Tu Hijo nos invita, de modo suave pero insistente, a seguirle como discípulos fieles. Abre nuestras mentes a su luz, haz que respondamos a su amor y que le confiemos a él todo nuestro ser. Que su reino crezca en cada uno de nosotros y en todo el mundo, para que nos lleve con esperanza a la alegría que tú has preparado para nosotros en tu casa Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.

lunes, 20 de enero de 2020

¿Es Jesús el Mesías?"

Pregunta: "¿Es Jesús el Mesías?"

Respuesta: Jesús es llamado el Mesías en Mateo 1:16. De hecho, cada vez que alguien dice, "Jesucristo," se está refiriendo a Jesús como el Mesías, porque Cristo significa "Mesías" o "Ungido." El Antiguo Testamento predice el Mesías y el Nuevo Testamento revela al Mesías a ser Jesús de Nazaret.

Hay varias cosas que el pueblo judío que había anticipado el Mesías esperaba de Él, basado en las profecías del Antiguo Testamento. El Mesías sería un hombre hebreo (Isaías 9:6) nacido en Belén
Jesus
(Miqueas 5:2) de una virgen (Isaías 7:14), un profeta como Moisés (Deuteronomio 18:18), un sacerdote de la orden de Melquisedec (Salmo 110:4), un rey (Isaías 11:1–4), el Hijo de David (Mateo 22:42) que sufrió antes de entrar a Su gloria (Isaías 53). Jesús cumplió cada uno de estos requisitos mesiánicos.

Jesús cumplió los requisitos del Mesías en que Él era un hebreo de la tribu de Judá (Lucas 3:30), y nació en Belén (Lucas 2:4 – 7) de una virgen (Lucas 1:26 – 27).

Otra prueba de que Jesús era el Mesías es el hecho de que Él era un profeta como Moisés. Moisés y Jesús eran profetas "a quien haya conocido Jehová cara a cara" como leemos en Deuteronomio 34:10. (Juan 8:38). Pero Jesús es un profeta aun mayor que Moisés, en que mientras Moisés libró a Israel de la esclavitud, Jesús nos libera de la esclavitud del pecado y la muerte. A diferencia de Moisés, Jesús no sólo representa a Dios — Él es Dios (Juan 10:30). Jesús no sólo nos lleva a la Tierra Prometida; nos lleva al cielo por la eternidad (Juan 14:1–3). Por estas y muchas razones más, Jesús es un profeta superior a Moisés.

El Mesías iba a tener deberes sacerdotales; Jesús no era un levita, y sólo los levitas podían ser sacerdotes. Entonces, ¿cómo podría calificar Jesús? Jesús es un sacerdote en la orden de Melquisedec (Génesis 14; Salmo 110:4; Hebreos 6:20). Melquisedec estuvo ministrando antes del templo judío y su nombre significa «Rey de Justicia». Melquisedec fue llamado también el "Rey de Salem," que significa "Rey de Paz" (Hebreos 7:2). Melquisedec bendijo a Abraham (el mayor bendice al menor, Hebreos 7:7), y Abraham dio a Melquisedec un diezmo. Por lo tanto, como un sacerdote en la orden de Melquisedec, Jesús es mayor que Abraham (ver Juan 8:58) y el sacerdocio levítico. Él es un sacerdote celestial que ofreció un sacrificio que quita el pecado permanentemente, no sólo cubriéndolo temporalmente.

Jesús también debe ser un rey para ser el Mesías. Jesús era de Judá, la tribu real. Cuando Jesús nació, los magos del Oriente llegaron buscando al Rey de los judíos (Mateo 2:1–2). Jesús enseñó que un día Él se sentaría en un trono glorioso (Mateo 19:28; 25:31). Mucha gente de Israel reconoció a Jesús como su Rey anticipado y esperó que Él estableciera Su reino inmediatamente (Lucas 19:11), aunque el Reino de Jesús en la actualidad no es de este mundo (Juan 18:36). Al final de la vida de Jesús, durante Su juicio ante Pilato, Jesús no se defendió excepto para responder afirmativamente cuando Pilato preguntó si Él era el Rey de los Judíos (Marcos 15:2).

Otra forma que Jesús cumple con la descripción del Mesías del Antiguo Testamento es que Él era el Siervo Sufrido de Isaías 53. En la Cruz Jesús fue "despreciado" y "desechado entre los hombres" (Isaías 53:3). Fue "traspasado" (versículo 5) y "angustiado… y afligido" (versículo 7). Él murió con los ladrones y fue enterrado en la tumba de un hombre rico (versículo 9; Marcos 15:27; Mateo 27:57–60). Después de Su sufrimiento y muerte, Jesús el Mesías fue resucitado (Isaías 53:11; 1 Corintios 15:4) y glorificado (Isaías 53:12). Isaías 53 es una de las profecías más claras identificando a Jesús como el Mesías; es el mismo texto que el eunuco etíope leyó cuando Felipe lo conoció y le explicó acerca de Jesús (Hechos 8:26–35).

Hay otras formas en que Jesús demostró ser el Mesías. Todas las fiestas del Señor en el Antiguo Testamento se relacionan a y son cumplidas por Jesús. Cuando Jesús vino la primera vez, Él fue nuestro Cordero de Pascua (Juan 1:29), nuestro Pan Sin Levadura (Juan 6:35) y nuestras Primicias (1 Corintios 15:20). El derramamiento del Espíritu de Cristo ocurrió en en Día de Pentecostés (Hechos 2:1 – 4). Cuando regrese Jesús el Mesías, escucharemos la voz del Arcángel y la trompeta de Dios. No es casualidad que el primer día del festival de otoño es Yom Teruah, la Fiesta de Trompetas. Después de que regrese Jesús, Él juzgará la tierra. Se trata del cumplimiento del próximo festival de otoño, Yom Kipur, el Día de Expiación. Luego Jesús establecerá su Reino Milenial y reinará desde el trono de David durante 1.000 años; esto completará la última fiesta del otoño, Sukot o la Fiesta de Tabernáculos, cuando Dios morará con nosotros.

Para aquellos de nosotros que creen en Jesús como Señor y Salvador, la evidencia que Él es el Mesías judío es más que convincente. ¿Cómo es que, en general, los judíos no aceptan a Jesús como su Mesías? Tanto Isaías y Jesús profetizaron una ceguera espiritual a Israel como un juicio por su falta de fe (Isaías 6:9-10; Mateo 13:13–15). Además, la mayor parte de los judíos del tiempo de Jesús buscó un Salvador político y cultural, no un Salvador del pecado. Quería que Jesús quitara el yugo de Roma y estableciera a Zion como la capital del mundo (Hechos 1:6). No pudo ver cómo el manso y humilde Jesús podría posiblemente hacer eso.

La historia de José ofrece un interesante paralelo a los judíos que no reconocieron a su Mesías. José fue vendido como esclavo por sus hermanos, y después de muchos altibajos fue nombrado primer ministro de todo Egipto. Cuando una hambruna golpeó a Egipto e Israel, los hermanos de José viajaron a Egipto para conseguir comida, y se reunieron con José, pero no lo reconocieron. Su propio hermano, de pie justo en frente de ellos, pero no lo reconocieron por una razón muy sencilla: él no pareció como ellos lo esperaban parecer. José estuvo vestido como un egipcio; habló como un egipcio; vivió como un egipcio. El pensamiento de que él podría ser su hermano perdido nunca cruzó su mente. José era un pastor hebreo, después de todo, y no de la realeza egipcia. De manera similar, la mayoría de los judíos no reconoció a Jesús como su Mesías. Ellos buscaron un rey terrenal, no el gobernante de un reino espiritual. (Muchos rabinos interpretan el Siervo Sufrido de Isaías 53 como el pueblo judío que ha sufrido a manos del mundo). Su ceguera era tan grande que ninguna cantidad de milagros podía hacer la diferencia (Mateo 11:20).

No obstante, hubo muchos en los días de Jesús que reconocieron la verdad acerca de Jesús. Los pastores de Belén entendieron (Lucas 2:16–17). Simeón en el templo entendió (versículo 34). Ana entendió y "hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén" (versículo 38). Pedro y los otros discípulos entendieron (Mateo 16:16). Muchos más siguen entendiendo que Jesús es el Mesías, Aquel que cumple la ley y los profetas (Mateo 5:17).

sábado, 18 de enero de 2020

La santa misa

Procura, pues, con toda diligencia oír todos los días Misa para ofrecer con el sacerdote el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia. Allí están presentes muchos ángeles, como
La santa Misa
dice San Juan Crisóstomo, para venerar este santo misterio; y así, estando nosotros con ellos y con la misma intención, es preciso que con tal compañía recibamos muchas influencias propicias. En esta acción divina se vienen a unir a nuestro Señor los corazones de la Iglesia triunfante y los de la Iglesia militante, para prendar con El, en El y por El el corazón de Dios Padre, y apoderarse de toda su misericordia. ¡Oh, qué felicidad es para un alma contribuir devotamente con sus afectos a un bien tan necesario y apetecible!

La santa Misa

Somos un pueblo santo

La segunda lectura tomada de la primera de Corintios nos da hoy la clave para comprender la Palabra de Dios. Nos dice Pablo que escribe su carta “a los consagrados por Jesucristo, al pueblo santo que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo”. Eso es exactamente lo que ha hecho de nosotros el bautismo: un pueblo santo, un pueblo de consagrados.

      ¿Por qué? Porque en el bautismo nos hemos hecho uno con Jesús, su vida se ha hecho nuestra. Y él es el consagrado del Padre. Para entender quién es Jesús, y nosotros al habernos bautizado con él, nos sirven la primera lectura del profeta Isaías: “Tú eres mi siervo”, “Te hago luz de las naciones para
Jesus el mesias prometido
que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra” y el Evangelio en el que Juan el Bautista da testimonio de Jesús: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan vio como el Espíritu descendía sobre Jesús y se dio cuenta de que Jesús era “el que ha de bautizar en el Espíritu Santo” y da testimonio de que “es el Hijo de Dios”.

      Jesús es el elegido de Dios para traer la salvación a todos los pueblos. El amor y el perdón de Dios no se destinan de forma exclusiva a una raza, a un pueblo o a una cultura. Es para todos sin excepción. Para esa misión, Jesús está ungido por el Espíritu Santo, por el Espíritu de Dios. Ese Espíritu es el que le convierte en Hijo de Dios. Esa misión se centra en el perdón de los pecados, en la reconciliación, que abre las puertas a una vida más plena. Jesús nos invita a la conversión porque en él tenemos una oportunidad real de comenzar una nueva vida.

      Al ser bautizados en Jesús, somos incorporados a él. Por eso, podemos decir con seguridad que somos un pueblo santo, que estamos llenos del Espíritu Santo y que tenemos la misión de ofrecer el amor y la salvación de Dios a todos los que nos rodean. Porque ese amor de Dios no es para nosotros en exclusiva. Es para todos. Sería bueno que nos mirásemos unos a otros. En los bancos de nuestra iglesia vemos gente normal. ¿Seguro? Sí, gente normal, pero también “pueblo santo”, “pueblo consagrado”, “testigos del amor de Dios en medio del mundo”. Cuando salimos cada domingo de la misa, debemos saber que se nos ha dado la misión de ser testigos del amor de Dios. La gracia y la paz de Dios están con nosotros. Su Espíritu nos llena. Hoy es tiempo de levantar la cabeza y sentirnos orgullosos de lo que somos. Somos el pueblo de Dios y tenemos una misión que cumplir: mostrar al mundo con nuestra vida, con nuestra forma de ser, actuar y hablar, que Dios está con nosotros y que nos ama, que no hay pecado que no merezca el perdón, que Dios siempre nos espera para devolvernos la vida y que este mensaje es para toda la humanidad.

Quien es Jesus?

 ¿Quién es Jesús para nosotros? Cuál es, para nosotros, el nombre que mejor le encaja? El discípulo del profeta Isaías le llamó Siervo de Dios. San Pablo le llama Jesucristo. Juan el Bautista le señala como el Cordero de Dios. Jesús es todo eso.  Ello implica que nosotros tenemos que ser  como él: siervos, salvadores, y víctimas, si es necesario. Celebremos esta eucaristía con Jesús.

Leer la biblia diario
Se supone que un cristiano, un seguidor y discípulo de Cristo, es alguien que intenta ser buen testigo del mismo Cristo, de palabras y de obras. En el evangelio, el primer gran testigo de Jesús es Juan el Bautista, que le señaló con el dedo y le mostró a la gente. Pero incluso Juan tuvo que reconocer que al principio no sabía quién era realmente  Jesús y que tenía que convertirse, para conocer bien la identidad de Jesús y lo que él proclamaba. Sólo entonces pudo llegar a ser testigo creíble y convincente. --- Y nosotros, ¿acaso no tenemos que aprender mejor  quién es Jesús y lo que él significa para nosotros y para la gente, de modo que podamos ser más cercanos e íntimos a él y atraer hacia él a la gente?


En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
“Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

Santos Rodriguez, Si tu hablas con Dios

“No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.”

¡Cómo consuelan las palabras de Jesús! “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.” Se ve en sus palabras, y se ve en sus gestos. En sus aproximaciones a la gente. En Jesús sí que no hay acepción de personas.

Para su tarea evangelizadora, para anunciar el Reino de Dios, llama a los que considera apropiados. Sabe mirar al corazón de cada hombre, despertar esa semilla del Reino que se encuentra dentro de
El desado de las naciones
cada uno. Y Mateo, un hombre que también estaba mal visto en su ambiente, acusado de colaborar, de repente ve que se le devuelve su dignidad de hijo de Dios. Un “apestado”, apóstol del reino.

La alegría de Mateo se contagia, y en la fiesta en la que celebra su elección, se le unen un montón de “apestados”. Que también se sienten llamados de nuevo a la vida. Y eso no les gusta a muchos. Que siempre andan pendientes de los demás, para criticar los hechos, o, si no pueden, criticar la intención. Y Jesús les cierra la boca con una respuesta contundente. Con unas palabras que cómo consuelan. Nos podemos sentir entre los enfermos, a los que el Maestro ha venido a buscar.

A lo largo de la semana, hemos visto a gente que venía buscando a Jesús, que eran llevados a la presencia de Jesús, y, al final, el mismo Jesús que viene al encuentro. En cada momento, en cada situación, en cada vuelta de la vida, Cristo está cerca. Necesitamos la fe, para verlo, para sentirlo presente en nuestras vidas. Esa fe que nos permite acercarnos a Él, para sentir su perdón, para que nos sintamos otra vez amigos de Dios. Es tu opción. De parte de Jesús la puerta está siempre abierta. La línea siempre está libre, para que hagas la llamada. Y la contraseña no es difícil, basta decir “Ayúdame”.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro C.M.F.

Ciudad redonda

jueves, 9 de enero de 2020

Por favor oremos dice el Papa Francisco


Por favor Oremos!!!
    Alguna revelación del Altísimo debe haber tenido el Papa Francisco!
    El Papa pide a los sacerdotes abrir las puertas de sus iglesias e invitar a la gente a rezar el Santo Rosario y rezar intensamente ante el Sagrario. Nos ruega que acudamos a nuestras parroquias o Iglesia más cercanas.
Alertó al mundo diciendo: "Las guerras, las hambrunas, estan latentes; el maligno esta entre nosotros... Para detener sus planes, debemos orar a Dios para que derrame su Misericordia sobre el mundo y que el Espíritu Santo ilumine a los gobernantes a tener conciencia del bien y del mal y luchen unidos por la paz y el amor".
    También le pide a los sacerdotes que la Eucaristía sea sencilla y con amor.
    Oren, oren, oren. "Todos nos uniremos en oración todos los días.  Donde quiera que estés en el mundo, a tu hora preferida, deja todo y reza 3 veces el Padre Nuestro y 3 Ave Maria.
     Oración para que  Dios envíe su Espíritu Santo sobre la tierra.
     SI PUEDES COMPARTE EL MENSAJE ENTRE TUS SERES QUERIDOS. AMÉN !!

Me acaba de llegar...
La comparto..
Mándala a tus grupos..., por favor.!!🙏🏻🙏🏻🛐🛐

miércoles, 8 de enero de 2020

Busca primero el reino de Dios



Pregunta: "¿Qué significa buscar primero el reino de Dios?"
Respuesta: Jesús dijo que buscáramos primero el reino de Dios en su sermón del monte (Mateo 6:33). El significado del versículo es tan directo como parece. Tenemos que buscar las cosas de Dios como una prioridad sobre las cosas del mundo. Básicamente, esto significa que tenemos que buscar la salvación que es inherente en el reino de Dios, porque vale más que todas riquezas del mundo. ¿Significa esto que debemos descuidar los deberes cotidianos y lógicos que ayudan a mantener a nuestras vidas? Ciertamente no. Pero para el cristiano, debe haber una diferencia en nuestra actitud referente a ellas. Si cuidamos de los asuntos de Dios como una prioridad, buscando su salvación, viviendo en obediencia a él y compartiendo las buenas nuevas del reino con otros, entonces Dios va a cuidar de nuestros asuntos como prometió, y si ese es el arreglo, ¿dónde queda la preocupación?

Pero ¿cómo podemos saber si verdaderamente estamos buscando primero el reino de Dios? Hay preguntas que podemos formularnos. "¿Dónde principalmente invierto mis energías? ¿Invierto todo mi tiempo y dinero en artículos y actividades que seguramente perecerán, o en los servicios de Dios, que son los resultados de los cuales vivimos para la eternidad?" Los creyentes que han aprendido realmente a poner a Dios en primer lugar, podrá descansar en este dinámica santa: "…y todas estas cosas os serán añadidas".

martes, 7 de enero de 2020

Los valores


Los valores son aquellas cosas que lo ayudan a convivir en todos los entornos, en la casa, el trabajo o la sociedad. Estos valores deben determinar sus prioridades y en el fondo son las bases que utiliza para saber si el camino que esta siguiendo es el correcto.

Cuando se realizan acciones y estas son acordes a los valores que se le han inculcado o aprendido, siempre se pensará que es la mejor forma de vivir, pero cuando estas acciones van en contravía a sus valores, sentirá que las cosas no van por buen camino, y no se sentirá a gusto consigo mismo. Por ello los valores son la base de lo correcto y de la felicidad.

Los valores son aquellas cosas que lo ayudan a convivir en todos los entornos, en la casa, el trabajo o la sociedad. Estos valores deben determinar sus prioridades y en el fondo son las bases que utiliza para saber si el camino que esta siguiendo es el correcto.

Cuando se realizan acciones y estas son acordes a los valores que se le han inculcado o aprendido, siempre se pensará que es la mejor forma de vivir, pero cuando estas acciones van en contravía a sus valores, sentirá que las cosas no van por buen camino, y no se sentirá a gusto consigo mismo. Por ello los valores son la base de lo correcto y de la felicidad.

La siguiente lista muestra los valores mas importantes:
Audacia
Altruismo
Alegría
Compromiso
Compasión
Competitividad
Cooperación
Creatividad
Confianza
Determinación
Devoción
Disciplina
Discreción
Eficacia
Eficiencia
Empatía
Entusiasmo
Igualdad
Pericia
Expresividad
Fe
Fidelidad
Generosidad
Bondad
Gracia
Felicidad
Honestidad
Honor
Humildad
Ingenio
Perspicacia
Inteligencia
Intuición
Liderazgo
Amor
Lealtad
Obediencia
Originalidad
Piedad
Positivismo
Profesionalismo
Prudencia
Autocontrol
Desinterés
Confianza en sí mismo
Sensibilidad
Serenidad
Sencillez
Espontaneidad
Trabajo en equipo
Templanza
Gratitud
Tolerancia
Integridad
Comprensión
Visión

sábado, 4 de enero de 2020

Libros de la biblia que dedes leer




La Biblia es un libro vivo con un mensaje eterno. Cuanto más lo leemos, más nos llenan las palabras de Dios. Llegamos a conocer a Dios mejor.

Encontramos sabiduría y orientación sobre cómo lidiar con nuestras vidas locas. Encontramos paz para nuestros tiempos difíciles y esperamos nuestros momentos difíciles.

Aunque toda la biblia está llena de hermosas verdades, y consejos para toda ocasión en nuestras vidas, hay ciertos libros que necesitamos leer una y otra vez.

miércoles, 1 de enero de 2020

Biografia de Jesus



Los cuatro evangelistas están de acuerdo en que Jesús murió en viernes. El día de la muerte de Jesús no fue un día de descanso sabático porque los guardas llevaban armas y las tiendas estaban abiertas (José de Arimatea pudo comprar una sábana y las mujeres aromas para embalsamar el cuerpo). Lo más probable es que Jesús anticipara un día la cena pascual. Reunidos todos los datos (el procurador Pilato gobernó entre el 26 y el 36 d.C.), se puede asegurar que Jesús murió el viernes 14 de Nisán (primer mes del calendario hebreo bíblico) del año 30 d.C., lo que equivale al 7 de abril del 30 d.C. Y al tercer día, según las Sagradas Escrituras, resucitó y, apareciéndose a sus discípulos, los alentó a predicar la palabra de Dios.

Cristo eterno sacerdote Él los amó hasta el final

Cristo eterno sacerdote Él los amó hasta el final Jesus el Mesias resucita Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo que había llegad...